Los globos, inflados o no, pueden causar un accidente infantil por obstrucción de las vías respiratorias.
Los globos deben manipularse con especial cuidado en los hogares donde convivan niños y niñas menores de tres años, dada su tendencia a meterse todo a la boca.
Al intentar inflar un globo, el menor corre el riesgo de que se desplace hacia dentro, quedando alojado en su garganta.
Un trozo de globo puede acabar adherido en las vías respiratorias, obstruyéndolas.
Solo se deben comprar globos inflados con helio y no con hidrógeno, ya que se trata de un gas altamente explosivo que puede ocasionar quemaduras graves
Se multiplican las ofertas para jóvenes y adolescentes de consumo de gas de la risa (óxido nitroso) como “droga recreativa”, inhalado a través de un globo. Este gas puede provocar aturdimiento, descoordinación motora y asfixia por inhalación.
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